Por: Coach Elsa Melo
Hace unos días, conversando con una coachee, ella me compartió una experiencia laboral muy común. En una junta de dirección reciente, mi coachee y sus colegas habían estado pensando en algunas decisiones estratégicas. Ella, sin embargo, no estaba totalmente de acuerdo con las decisiones y tenía una perspectiva diferente a la de sus colegas. Salió de la reunión frustrada.
Cuando le pregunté qué pasó cuando expresó sus preocupaciones, murmuró: «En realidad, no dije nada».
Ella me explicó que había querido compartir su opinión, pero se lo pensó dos veces y guardó silencio. Le preocupaba que su opinión pudiera parecer demasiado contraria y descarrilar la conversación. También sentía que sus puntos de vista no eran tan importantes.
Ella no era una empleada nueva. Tenía ya más de 5 años en la empresa y una experiencia laboral muy sólida en la cual ella podía confiar.
¿Por qué le preocupaba compartir sus puntos de vista?
Mientras continuábamos hablando, nos dimos cuenta de que ella también se sentía así en otras situaciones. Evitaba ser el centro de atención en cualquier reunión ya sea personal o profesional, minimizaba sus éxitos y en general, sentía mucho miedo de equivocarse y ser juzgada.
Su patrón de conducta no era una cuestión de falta de experiencia, era una cuestión de falta de confianza. Al no participar en las reuniones de trabajo, estaba perdiendo la oportunidad de aportar ideas valiosas y ganar credibilidad.
¿Por qué evitamos hablar con confianza?
Mi coachee no es la única, muchos de nosotros experimentamos inseguridad en el trabajo, incluso cuando tenemos mucho valor que agregar.
La falta de confianza puede ser natural cuando eres nuevo en un trabajo o careces de la experiencia adecuada en una situación de alto riesgo. Pero en otros casos, puede ser el resultado de varios factores. Puede deberse a su personalidad, a sus experiencias previas y en general a los miedos que todos experimentamos a perder algo o no obtener el resultado deseado.
Lo que debemos recordar es que la falta confianza no es un defecto inherente y no tiene por qué definirnos. La confianza se puede aprender y practicar.
¿Cómo podemos incrementar nuestra confianza?
Comienza siendo más consciente de ti mismo, cambiando tu forma de pensar y aprendiendo a llevar todo tu ser al trabajo o dondequiera que vayas.
Basado en mi experiencia como Coach en Alto Rendimiento, te comparto algunas prácticas que pueden ayudarte a generar confianza:
- 1. Empieza por reconocer tus logros: Date el crédito que corresponde
- 2. Piensa en las cualidades que te hacen único: Nadie más tiene la misma combinación de cualidades que tú, ¡así que celébralo y aprovéchalo!
- 3. Prepárate: Confía en ti mismo y practica con anticipación si sabes que tus conocimientos pueden ser puestos a prueba
- 4. Aborda tus miedos de frente: En lugar de potenciar el miedo, elabora un plan de acción sobre cómo abordarlo
- 5. Cuida como te presentas ante los demás: Tu postura, tus gestos, tu imagen, etc.
- 6. Rodéate de personas positivas: Personas que te apoyen y te alienten en tu camino
- 7. Visualízate logrando tus objetivos
- 8. Cuida tu salud física y mental.
Generar confianza no siempre es fácil, pero con tiempo y esfuerzo se puede lograr. Recuerda empezar poco a poco, celebrar tus logros, pensar positivamente en ti mismo y rodearte de personas que te apoyen. Y lo más importante: no te rindas. ¡Lo vales!
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