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Dicen por ahí que, para sobresalir en este mundo, hay que estar dispuesto a sacrificarlo todo.
O que para alcanzar el éxito el camino tiene que ser doloroso… (Y con algunas paradas al hospital).
En ocasiones, estas son las creencias, expectativas y comparativas que nos llevan al borde, y cuando menos nos damos cuenta la presión y el agotamiento es más grande que nosotros.
Y entonces viene el desgaste profundo, la falta de ilusión por lo que haces y esa terrible sensación de verte superado por las responsabilidades.
Finalmente, esto se convierte en un ciclo y la adrenalina que se desprende de éste, puede ser muy adictiva.
Debes saber que existen 3 motivos que nos hacen estancarnos en este ciclo:
🛑 El estrés crónico cuando ya tu cerebro ni siquiera lo procesa.
🛑 La adecuación social que provoca que te “aguantes” las emociones.
🛑 Hacer caso omiso al estrés o las situaciones que lo generan.
Ahora, ¿cómo lo rompemos? Aquí te damos algunas ideas:
- Ejercitándote – La actividad física modifica tu estado de ánimo y relaja todos los músculos.
- Respiraciones profundas – Es una forma de liberación emocional y relajación.
- Interacción social – Reunirte con tu familia, amigos, pareja y pasar un rato agradable donde te olvides de todo lo demás, además de que recibes afecto por parte de ellos, lo cual estimula la relajación.
- Ríete – Despeja tu mente con diversión, la risa es terapia.
- Expresa tus sentimientos – Desde escribir como te sientes o como te fue en tu día, hasta de manera artística, lo que más te guste y te ayude a liberarte.
- Llorar es para TODOS – Si tienes ganas de llorar, llora (aunque sea una lágrima), te libera de todo lo que te genera presión.
Recuerda que, pequeñas acciones de manera consistente generan grandes resultados.
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